El Juzgado de Distrito del estado mexicano de Campeche, ha otorgado amparo a las comunidades mayas de Pac-chen y Cancabchen frente al permiso que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) concedió para la siembra de soja genéticamente modificada de Monsanto en su territorio.
El terreno de más de 250.000 hectáreas que en un principio se les cedió por un tiempo indefinido, afecta a 8 municipios del Yucatán (Hecelchakán, Palizada,Tenabo, Hopelchén, Calkini, Carmen, Champotón y Escárcega)
Después de esta resolución, la Sargaza tiene la obligación de garantizar que estos cultivos de Monsanto no se llevarán a cabo. Por lo que todos los habitantes de la zona que se negaban a este permiso, dicen sentirse satisfechos por la resolución judicial, pues consideran que han ganado una importante batalla por la sostenibilidad.
Monsanto, una multinacional que fue fundada en 1901 por JF Queeny y cuyo primer producto fue la sacarina que vendió por esos años a una empresa que comenzaba con el nombre de Coca-Cola, comenzó su carrera ascendente e imparable por la década de 1920 cuando adquirió los laboratorios químicos de goma para la industria, pasándose a llamar entonces: Compañía Química Monsanto. Posteriormente se asoció con otras compañías de resina y comenzó a fabricar plásticos. Pero el gran salto multinacional lo da en 1976 cuando comercializa la herbicida Roundup, que pasaría a ser la más vendida del mundo.
A partir de ese tiempo, comenzó con la biotecnología, en la carrera de alterar genéticamente alimentos para hacerlos resistentes a los herbicidas. Y en el año 2000 alcanzó la cima descifrando el código genético del arroz.
La filosofía que siempre explican los directivos de la multinacional, es que están haciendo los cultivos de todas estas semillas modificadas, para producir más cantidad de alimentos para el planeta. También en su carta de presentación, tienen descritos la práctica de unos valores dentro de su trabajo empresarial como: honestidad, rectitud y coherencia, entre otros.
Sin embargo, sus detractores y denunciantes por todo el mundo, alegan argumentos muy distintos, aportando datos que ponen en entredicho los principios éticos de la multinacional.
Algunos de ellos son: que producen el 90% de las semillas genéticamente modificadas del mundo, constituyéndose así en una corporación que aglutina el monopolio y control de una alimentación dudosamente sana para la población.
Sus cultivos monográficos no ayudan en nada al equilibrio ni a la ecología del planeta, pues rompe el ciclo natural de los campos de labor y la salud de la tierra en general. Por lo cual, no estña basada en principios de sostenibilidad,
No son tampoco respetuosos con los animales en general y con la ganadería en particular, ya que ellos son los productores de la FDA, una sustancia química hormonal, que aumenta la producción de leche en las vacas, y que es la causante de las mastitis.
Han sido durante más de 50 años los productores de PCB (bifenidos policlorados). Este producto químico industrial, lo tuvieron considerado como una maravilla. Un aceite que no se quemaba, inmune a la degradación, y con aplicaciones casi ilimitadas (lubricante, revestimientos impermeables, sellador líquido), hoy se conoce que es una de las amenazas más grandes de químicos en el planeta. Es un potente carcinógeno, y ha estado implicado en los trastornos del sistema reproductivo, inmunológico y de desarrollo humano.
El centro mundial de fabricación de PBC fue la planta de Monsanto en las afueras de St. Louis, Illinois, población que cuenta con la mayor tasa de muerte fetal y partos inmaduros en el estado. Ken Cook coordinador del Grupo de Trabajo Ambiental de la zona, dijo que en base a los documentos hechos públicos por Monsanto, la multinacional tuvo ocultamientos de estas verdades desde el principio de empezar a funcionar la planta, y que no lo comunicaron a los vecinos. Monsanto, después de muchas luchas de la población afectada, fue declarada culpable.
Desde los comienzos de su historia ha sido demandada en numerosas ocasiones, una de las más recientes fue en el año 2011 cuando la Fundación Pública de Patentes de los EEUU, la acusó de ser poseedora de patentes que contaminaban al ser humano y al ambiente. Los demandantes además, criticaron a Monsanto por la falta de información de las alergias alimentarias en los etiquetados de sus productos.
En Alemania tiene prohibido el cultivo de su maíz modificado genéticamente, y recientemente, en Chile, ha tenido que pagar indemnización a un agricultor que la demandó por venderle semillas de melón de mala calidad.
La sentencia de Yucatán sin embargo, sienta un precedente nuevo, porque está básicamente argumentada en que no se les ha consultado a los campesinos ni apicultores de la zona. Por tanto, esta sentencia apoya el derecho del pueblo maya a ser consultado y a decidir sobre los proyectos que tienen impacto sobre sus territorios.
Y por otra parte, lo positivo de la resolución tiene que ver con la oportunidad que representa por primera vez, en el que sus habitantes busquen opciones por ellos mismos y que sean compatibles con las prácticas culturales de la región ( que trabajaban ya autóctonamente desde antes de la hispanización) y también compatibles con el medio ambiente.
Un nuevo ejemplo de que las hormigas (en este caso representadas por los agricultores y activistas ecologistas que luchan por la zona) pueden parar una inmensa locomotora.
María Alcalde
Redacción
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