No se trata de una simple moda, nuestro presente y ni que decir el futuro pasa de forma inexorable por las nuevas tecnologías que transfieren todos los estratos y sectores. El día a día a día nos sorprende con un aluvión de noticias acerca de los últimos avances que revolucionan con sutileza nuestra vida cotidiana, por ejemplo, al entrar en las aulas comprobamos los que ya tenemos cierta edad – y no tanta – cómo hemos pasado del uso de los ábacos a las tablets.
Una transición natural que apenas sin darnos cuenta ha modificado hábitos cotidianos y como consecuencia también procesamientos cognitivos, porque en definitiva se trata de un cambio antropológico en toda regla. Y sin embargo basta echar la vista atrás para constatar la magnitud de las transformaciones que nos preceden y suceden en este mismo momento: el tiempo no espera.
Dentro del contexto las TIC – más conocidas como las nuevas tecnologías aplicadas en la educación – ha ido ganando terreno en este ámbito.
Hoy hablamos de los nativos digitales que ya prácticamente desde la cuna, y luego en su crecimiento, están inmersos en la cultura de Internet y comunicación digital. Mientras los inmigrantes digitales se esfuerzan a pasos agigantados por interiorizar el uso de estas herramientas, en este sentido la solidaridad intergeneracional ha permitido enseñar y aprender a unos y otros.
Como una tendencia más de esta realidad durante esta semana se presentaba el lanzamiento mundial de la plataforma MiriadaX que ofrece educación superior gratuita a un público potencial de 600 millones de hispanos y lusos parlantes. Aunque el portal pretender y está en camino de ser un referente cabe recordar que no es el único.
Considerado todo un fenómeno desde hace unos años proliferan los cursos online masivos y abiertos (Mooc por sus siglas en inglés): Coursera, Udacity o edx son algunos de los más relevantes. Atendiendo su elevada demanda la competencia no parece ser un problema pues habrá cabida para todas las plataformas e incluso se requerirán más.
Según las cifras que maneja la Unesco para el año 2025 habrá 80 millones de personas más con aspiraciones de acceder a la universidad, especialmente en los países emergentes.
Y si pensamos que el espacio físico se queda pequeño estar en la nube es la alternativa por diversos motivos: su flexibilidad absoluta, distancias y diferencias horarias que ya no son relevantes, y una información y conocimientos presentes allí donde la actividad lo requiera.
Estamos ante la oportunidad de afianzar un modelo de universidad global, digital, más democrática e innovadora.
Cual paradoja no todos los gobiernos lo entienden de la misma manera, en particular los de occidente, creyendo la educación más un gasto que inversión. Puede que el beneficio no sea inmediato pero la paciencia que es buena consejera nos indica que los países que apuestan por el cambio salen ganando, ahí está por ejemplo, China que desde hace unos años intenta librarse de un sistema educativo tradicional y confuncionista para en su lugar dotar de más protagonismo al uso de Internet.
O el caso de pequeño emirato de Qatar que aun inmerso en contradicciones ha decidió dar un vuelco en su economía con el tránsito del petróleo al conocimiento.
Como un oasis en medio del desierto recientemente anunció la inversión adicional en educación de 125.000 millones de dólares en los próximos 10 años.
Un hecho insólito que no hace más que responden a una visión inteligente de diversificar su economía, cuando se acabe el oro negro siempre quedará el capital humano.
Mientras que la cruzada de conflictos bélicos en diversos puntos del planeta se cobra víctimas civiles a su paso, también el gasto de miles de millones de euros, nos preguntamos si acaso el dinero puede cobrar un nuevo valor en rendición a todas las ofensas.
Construir escuelas en vez de incrementar la carrera armamentistica, formar a profesores y concienciar a los niños, que son el futuro de cualquier país, a vivir en tolerancia y respeto, librar en definitiva el odio.
Jorge Dobner
Editor
En Positivo