En las últimas semanas se está hablando mucho de la irrupción de la nueva formación “Podemos” dentro del panorama político en España, destacando su cualidad regeneradora y el hecho de poner entre las cuerdas al bipartidismo hasta ahora imperante.
Gracias a una sólida campaña articulada en buena parte a través de las redes sociales y notoria presencia mediática de su carismático líder Pablo Iglesias ha conseguido en tiempo record lo que otros creían impensable: más 1, 2 millones de votantes y 5 escaños al Parlamento Europeo.
No han faltado halagos a su arriesgada propuesta, pero también atroces críticas que desde ciertos sectores promueven: la amenaza antisistema o el cariz populista de un programa demasiado símil al régimen chavista son algunas de los argumentos que alegan – ya sea por temor o desconocimiento-.
Lejos de ser un fenómeno etéreo primero sería necesario examinar las propuestas de “Podemos” que le otorgan consistencia práctica además de retórica. Vemos las bases de su programa:
Empleo:
– Política de contratación pública favorable a la pequeña y mediana empresa que incluya cláusulas sociales en la adjudicación de los contratos.
– Reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales y de la edad de jubilación a 60 años.
– Prohibición de los despidos en empresas con beneficios.
– Incremento del salario mínimo interprofesional y establecimiento de un salario máximo vinculado proporcionalmente al salario mínimo interprofesional.
Fiscalidad:
– Establecer un impuesto a las grandes fortunas.
– Lucha contra el fraude materializada, por ejemplo, a través de la eliminación de las SICAV (sociedad de inversión de capital variable).
– Endurecimiento del castigo por fraude a partir de los 50.000 euros de cuota, así como la eliminación de los paraísos fiscales.
– Un sistema fiscal más justo favoreciendo el acceso al cobro de una renta mínima por el hecho de ser ciudadano.
– Aumento del impuesto de sociedades y recuperación del patrimonio.
Democracia:
– Todas las decisiones sobre la forma del Estado deberán someterse a referéndum, así como las relaciones entre pueblos si se pide el derecho de autodeterminación.
– Limitación a las grandes empresas de la adjudicación de la gestión.
– Limitar los gastos que pueden realizar en campaña electoral y reducción de subvenciones a los partidos políticos.
– Al dejar la política los cargos públicos no podrán formar parte de consejos de administración ni ocupar altos cargos ejecutivos hasta que pasen diez años.
– Ningún eurodiputado podrá cobrar un sueldo que triplique el salario mínimo.
Políticas sociales:
– Regulación del trabajo doméstico y de los cuidadores de las personas dependientes.
– Permisos de maternidad y paternidad a partes iguales, obligatorios e intransferibles.
– Aborto libre y gratuito así como derecho a una muerte digna.
– Derogación Plan Bolonia sin afectar la homologación de títulos.
– Limitación tasas universitarias.
– Creación de un fondo europeo en aras de la movilidad de profesores y estudiantes.
– Derecho a la libre expresión, manifestación y vivienda digna.
Cristina Grao Escorihuela
Redacción
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