Los beneficios de las amistades.
Un nuevo estudio, de próxima publicación en el Journal of Applied Psychology, arroja algo de luz sobre la conexión entre la ambición y el bienestar. El informe se basa en el estudio, desde 1922, de un grupo de superdotados centrándose en su evolución personal y profesional. Los investigadores Timothy A. Judge de la Universidad de Notre Dame y John D. Kammeyer-Mueller de la Universidad de Florida analizaron las características de aquellos con rasgos más ambiciosos. ¿Cómo fue su vida?
La vida les sonrió y tuvieron éxito profesional y un mayor estatus. Sin embargo, sobre bienestar, los resultados fueron más difusos.
Judge y Kammeyer-Mueller encontraron que la ambición está débilmente conectada con el bienestar y que podía ir en su detrimento. En este sentido, Kammeyer-Muelles mantiene la duda abierta.
“¿Estas personas ambiciosas tienen peores relaciones? Estas son las preguntas que la investigación futura debe responder”, se pregunta.
Asimismo, las investigaciones realizadas por el psicólogo Tim Kasser pueden ayudar a resolver este problema. Kasser, autora de “El caro precio del materialismo“, ha demostrado que la búsqueda de los valores materialistas como el dinero, las posesiones y estatus social conducen a reducir el bienestar, generan más angustia en las personas y son perjudiciales para las relaciones.
“Mis colegas y yo hemos encontrado”, Kasser escribe, “que cuando las personas creen que los valores materialistas son importantes tienen relaciones interpersonales pobres [y] contribuyen menos a la comunidad”.
Estas personas también tienen más probabilidades de instrumentalizar a otros, usándolos como medios para alcanzar sus propias metas.
Y en el vínculo entre relaciones sociales y felicidad es donde incide un un estudio de 2004 a cargo de los John Helliwell y Robert Putnam, autor del libro “Bowling Alone“, que examinaron el bienestar en 49 países de todo el mundo.
Encontraron que las conexiones sociales -en forma de matrimonio, familia, relaciones con amigos, vecinos, participación cívica, lazos laborales y confianza social- aparecen “firmemente ligadas a la felicidad y la satisfacción con la vida, tanto directamente como a través de su impacto en la salud”.
Por ejemplo, en Canadá y Estados Unidos, donde hay un contacto frecuente con los vecinos, se determinaron mayores niveles de bienestar, así como la sensación de verdadera pertenencia en un grupo.
“Si todo el mundo en una comunidad estuviese más conectado, el nivel medio de bienestar subjetivo se incrementaría”, escribieron.
Esto puede explicar por qué los latinoamericanos, pese a largos períodos de inestabilidad económica o política, pero al poseer fuertes lazos sociales, son las personas más felices del mundo, según Gallup.
La amistad en el culto
En otro estudio, Putnam descubrió que las personas que asisten a servicios religiosos con regularidad están, gracias al elemento de la comunidad, más satisfechos con sus vidas que aquellos que no lo hacen.
Su bienestar no estaba relacionado con sus creencias o prácticas religiosas de culto pero sí con el número de amigos que tenía en la iglesia.
Las personas con diez o más amigos en sus servicios religiosos eran dos veces más satisfechos con sus vidas que la gente que no tenía amigos allí.
Carlos Betriu
Redacción