La austeridad ejemplar de José Mujica.
Si el presidente de Uruguay, José Mujica, goza de gran simpatía incluso entre sus opositores políticos es gracias a la austeridad ejemplar, de la que ha dado sobradas muestras en los dos años que lleva en el cargo. Su última decisión en este sentido ha sido proponer que su residencia oficial en Montevideo sea usada por los servicios sociales para alojar a indigentes durante el frío invierno austral que se avecina.
Conocida como residencia de Suárez y Reyes, se trata de una mansión construida en 1907 y situada en el barrio de El Prado que, sin embargo, Mujica no habita. El mandatario prefirió seguir viviendo junto a su esposa, la senadora Lucía Topolansky, en su modesta y pequeña granja, a las afueras de la ciudad.
No obstante, la lujosa casa mantiene una dotación de 42 funcionarios que se ocupan de que esté siempre operativa, ya que de vez en cuando es usada para reuniones del consejo de ministros y actividades oficiales.
Según reveló hace unos días el semanario Búsqueda, el presidente estaba preocupado por el gasto que supone el mantenimiento de la residencia y su infrautilización, así que a finales de mayo propuso que, si era necesario, se habilitara como refugio un parte de la casa ocupada por una gran barbacoa techada. De hecho, en esos días estuvo a punto de albergar a una mujer indigente y a su hijo, aunque finalmente fueron derivados a otra dependencia social.
Los responsables del ministerio de Desarrollo Social, que cuenta con 1.200 plazas en refugios de Montevideo, consideran que no se requerirá usar la residencia de Suárez, aunque ahora cuentan con esa opción, en una casa donde tampoco residió el antecesor de Mujica, Tabaré Vázquez, miembro igualmente del izquierdista Frente Amplio.
El asunto de los indigentes que duermen en la calle en invierno es altamente sensible en la sociedad uruguaya, sobre todo después de que el año pasado cinco personas murieron por hipotermia, lo que provocó la destitución de la ministra de Desarrollo Social.
A los pocos meses de llegar al gobierno, Mujica decidió vender la residencia presidencial de verano, ubicada en Punta del Este, que fue comprada por unos dos millones de euros por el Banco República. El gobierno destinó ese dinero a un plan de construcción de viviendas. Anteriormente, Vázquez ya había propuesto que esa residencia veraniega. que ni él ni sucesor ocuparon, fuera usada como colonia de vacaciones.
Junto con seguir residiendo en su granja, el primer gesto de austeridad de Mujica tras ser nombrado presidente fue la renuncia a la mayor parte de su sueldo, que ronda los 10.000 euros mensuales. El mandatario dona cada mes a los servicios de ayuda social el 87% de su salario. Austeridad ejemplar uruguaya.
Robert Mur
Publicado en: La Vanguardia