Parece que en Estados Unidos se están poniendo las pilas con el tema de las basuras. Ya son bastantes los municipios que se han sumado a la iniciativa “Basura cero” y se esfuerzan por reducir la cantidad de desperdicios que llegan a sus basureros municipales. La ciudad de Seattle recicla o usa como abono orgánico más de la mitad de lo que tiran sus residentes. San Francisco evita que 77% de sus desperdicios lleguen a las plantas incineradoras e incluso la extensa ciudad de Los Ángeles recicla o hace el compostaje de dos tercios de la basura que produce.
En Europa, por lo visto, todavía tenemos mucho que aprender sobre el tema.
¿Qué significa “Basura cero”?
Pues no necesariamente significa “nada de basura”. La mayoría de las ciudades usan una definición de la Alianza Global por Alternativas a la Incineración (GAIA), un grupo medioambiental, que afirma que desviar el 90% de los desechos de las incineradoras ya representa un éxito.
Basura Cero, se basa en una nueva forma de gestión de los residuos sólidos a nivel local, involucrando a los gobiernos municipales, las empresas y la sociedad civil. Se centra en afrontar el problema de los residuos desde su origen, no sólo en el tratamiento de la basura para ser reciclada, sino también en la recuperación de la materia orgánica y un mejor diseño de los productos para mejorar su vida útil.
Esta idea nace del hecho de que el crecimiento desmesurado de los residuos de nuestra sociedad industrial, cada vez más consumista, derrochadora y productora de residuos está poniendo en peligro la capacidad de los recursos naturales para proveer nuestras necesidades y de las generaciones futuras inmediatas.
La iniciativa “Basura cero” quiere hacer honor a su nombre, de manera que los vertederos y las incineradoras desaparezcan de forma progresiva. Sus impulsores propugnan un cambio de modelo, en el que los productos se diseñen para no convertirse en un desecho inútil y contaminante, y en el que toda la sociedad asuma pautas ecológicas de consumo y gestión de los residuos.
Las organizaciones ecologistas llaman a la gestión de los residuos urbanos “el gran problema oculto”, porque los ciudadanos no son conscientes de él. La práctica más generalizada consiste en guardarlos en vertederos o quemarlos en incineradoras. La basura desaparece de la vista, pero a costa del medio ambiente y del bolsillo de los contribuyentes que pagan por estos servicios. Lejos de disminuir, es una molestia creciente.
¿Por qué no a la incineración?
La incineración de residuos libera al medio ambiente contaminantes sumamente tóxicos. Las emisiones se dan en forma gaseosa (a través de los gases de chimenea y de emisiones fugitivas), líquida (efluentes de los dispositivos de lavado de gases) y sólida (cenizas y filtros).
Entre los contaminantes tóxicos emitidos por los incineradores se encuentran dioxinas y furanos, metales pesados tales como plomo, cadmio y mercurio, gases de efecto invernadero, gases ácidos y partículas ultra finas.
¿Cómo llegar a Basura cero desde un nivel comunitario y social?
Asumiendo que, sólo con sistemas de eliminación, reciclaje y compostaje basados en la reducción desde su origen. Adecuadamente proyectados, organizados y, sobre todo, apoyados y promovidos por los gobiernos y las autoridades locales, es posible alcanzar esta nueva forma, sustentable y responsable, de manejar los residuos.
Es importante reconocer el papel determinante de las autoridades y los productores en esta manera de manejar los residuos, pero también admitir nuestro compromiso como sociedad civil. Llevando a cabo decisiones y acciones conscientes sobre la separación, e incluso desde nuestro consumo. Regresar a lo pequeño, al mercado local o los productos no procesados para luego de una idea de este envergadura, del exceso de consumo y la falta de responsabilidad, una buena medida para el tratamiento de los residuos.
Basura Cero implica también recuperar los materiales descartados, a través de su reutilización, reparación, reciclaje y compostaje. Esta iniciativa plantea una alternativa a la falsa dicotomía: enterrar o incinerar. Permite además hacer un uso sostenible de los recursos naturales.